28 diciembre, 2007

Doissneau


Si la vida fuera así de sencilla...

27 diciembre, 2007

Táctica y Estrategia

Mi táctica es mirarte,
aprender como sos,
quererte como sos.

Mi táctica es hablarte
y escucharte construir
con palabras un puente indestructible.

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos.

Mi táctica es ser franco y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos no haya telón, ni abismos.

Mi estrategia es, en cambio,
más profunda y más simple.

Mi estrategia es que un día cualquiera,
no sé cómo ni sé con qué pretexto,
por fin me necesites.

13 diciembre, 2007

Amo

Amo la voz de Enrique Bunbury y los acordes de Al Final. Amo dormir hasta tarde y tomar desayuno en la cama. Amo los besos en el cuello y el olor al pasto recién cortado. Amo el chocolate caliente cuando hace frío y dormir siesta cuando llueve. Amo caminar bajo la lluvia y en las tardes de verano. Amo la sinfonía de chocolate del Crepes and Waffles y los baños de tina con sales. Amo los masajes en los pies y las caricias intensas. Amo llorar con las películas románticas y ver las series que me gustan cuando no tengo nada más que hacer. Amo cocinar cosas ricas y que alguien las disfrute. Amo el verano y tomar sol en la playa. Amo el olor a piel bronceada y el aire que se respira junto al mar. Amo las noches en vela conversando de nada y de todo. Amo los besos sin calcular y sentirme guapa. Amo al Nori. Amo escribir y los programas de transformaciones de antes y después. Amo los atardeceres desde el balcón de mi ex departamento y andar en bicicleta cuando aún no hace calor en las tardes. Amo escuchar música mientras camino y cantar en voz alta. Amo la cerveza con limón de pica y el vino tinto bien conversado. Amo los asados en la casa de mi hermano y el olor a tierra mojada. Amo las mañanas en el campo y una canción de Amaral. Amo comer sushi cuando me quiero regalonear y pasarme los sábados acostada viendo películas. Amo recordar los días en el colegio y reirnos a carcajadas con la Marcela de las cosas que hemos hecho en nuestra vida. Amo que la Xime vuelva de Canadá y poder sentarme con ella a tomar un pisco sour con ají verde. Amo los almuerzos de domingo en la casa de mis padres y escuchar música bien fuerte. Amo las cabritas saladas en el cine y que me inviten a salir. Amo el arroz con tomate y las vacaciones lejos.

12 diciembre, 2007

Odio

Odio levantarme temprano, los taladros en la mañana y los pies descalzos en el suelo frío. Odio la cerveza sin espuma y los besos sin sabor, odio el comercial de Direct TV y los programas de concursos para participar por teléfono. Odio que no me miren a los ojos, que el Nori se coma mis plantas y que se me enfríe el café. Odio la coca cola sin gas. Odio la palabra odio y el trash metal. Odio llorar y que me vean llorar, odio la leche caliente y cuando se me quema el pan, odio viajar en bus y el Transantiago, odio que me duelan los pies cuando me pongo "tacón". Odio sentirme poco guapa cuando me arreglo para estar guapísima. Odio que no me contesten el teléfono y que me llamen cuando estoy duermiendo. Odio ir con hawaianas al mercado y que me presionen para entrar a un local. Odio el regaeton y perderme SCI. Odio los días nublados y sentir frío en los pies. Odio ser tan ansiosa y que me cueste tanto trabajo perdonar. Odio la mentira y los celos. Odio que los libros tengan un final, justo cuando se ponen más buenos. Odio ver mis fotos de la adolescencia... no sé en qué estaba pensando... Odio mis estrías y mi mal humor en la mañana. Odio que me griten y que no me escuchen. Odio sentirme desamparada y vulnerable. Odio las matemáticas y a los flaites. Odio que los perros de la calle no tengan quien los alimente o acaricie. Odio a la gente que bota basura en el suelo. Odio el olor a cigarro en la ropa y quedar impregnada de humo cuando salgo a bailar. Odio el stress de pasarlo bien en Año Nuevo y no tener nada que hacer en Año Nuevo. Odio haber hecho daño y que se me haya devuelto. Odio haber tomado tan malas decisiones y no haber aprendido de ellas. Odio enamorarme tan facilmente y permitir que me rompan el corazón. Odio los lunes y que me digan qué tengo que hacer. Odio los informes del tiempo de Iván Torres y morirme de calor o frío por culpa de él. Odio la incompetencia y que la gente tonta tenga trabajo. Odio a los pedófilos y a Spiniak y a los viejos verdes que me miran el escote en la calle.

15 septiembre, 2007

13 septiembre, 2007

Tardes de cine

Los mejores recuerdos que tengo de mi infancia son aquellos en los que yo estoy sentada en un viejo cine del centro junto a mi papá. Todos los fines de semana, o casi todos, mi papá me llevaba al cine, la mayoría de las veces a lugares como el Lido, el Gran Palace, el Santa Lucía... por supuesto cuando existían, cuando no habían llegado las grandes cadenas con multisalas con dolby y esas cosas... y cuando no exhibían películas porno de bajo presupuesto. Cuando yo era chica, ese era el tipo de cine al que se iba en la familia... Con piso de madera, muy pocos eran alfombrados, con gruesas e incómodas butacas de cuero, donde te daban un papelito enrrollado con el número de tu asiento -"punta de banca", decía mi papá... y yo sabía que eso nos daba dos lugares en el extremo de la fila- y donde un señor te guiaba por el pasillo con una linterna. En la entrada había una pequeña vitrina, donde mi papá siempre me compraba huevitos de almendras. No existía el olor nauseabundo de los pop corn con mantequilla, ni los hot dogs, ni nada parecido... guaguitas, gomitas con azúcar, hasta candys... y lo más sofisticado era el vizzio, pero sería.
Veíamos casi todas las películas que estrenaban, como mi papá es crítico de cine, tenía que ver todo lo que llegaba, así que vi con él desde Los Cazafantasmas, hasta Rocky, pasando por La Historia Sin Fin, La Guerra de las Galaxias, Ya Nunca más -con Luis Miguel, entonces mi amor platónico- y Dumbo.
Recuerdo haber sido infinitamente felíz en esa sala oscura, acompañada de mi papá, (quien a veces se quedaba dormido, pero yo le pegaba un codazo porque me daba verguenza que se durmiera, además, si no veía la película, no tendría con quién comentarla en la micro de regreso a casa). Qué ganas de volver el tiempo atrás y encontrarme de nuevo ahí, junto a mi papá, cuando se reía conmigo y me miraba con ojos de orgullo... cuando pensaba que yo era la niña más linda de la tierra y no tenía que preocuparse demasiado por quién llegaría a ser yo en la vida... y yo lo miraba y sentía que siempre ibamos a estar así, cómplices, sentados uno al lado del otro, pasando tardes maravillosas. Era feliz, muy feliz. Eso es lo que más recuerdo... no necesitaba nada más en la vida, no quería grandes viajes, ni una casa propia, menos un trabajo que me hiciera sentir completa, tampoco un amor que me acompañara el resto de mi vida.
El cine, los huevitos y mi papá. Nada más.