25 mayo, 2010

Lentejas de mamá

Qué mejor en estos días fríos que preparar unas ricas lentejas. Hay que aprovechar las buenas legumbres que tenemos en Chile y atreverse a cocinarlas.

Ingredientes:

Dos tazas de lentejas
1 cebolla picada fina
3 dientes de ajo picados
1 cucharada de aceite de oliva
1 1/2 marraqueta remojada en agua
Ají de color
Sal y pimienta
Huevo duro
Merquén

Preparación:

Remojar las lentejas en agua fría desde la noche anterior.
Cocinarlas a fuego medio en olla tapada en esa misma agua hasta que hierva. Cuando eso suceda, colar las lentejas y volver a cocinarlas con agua hirviendo (que tape las lentejas).
Para preparar el sofrito, freír la cebolla picada con el ajo. Agregar ají de color a gusto. Paralelamente pasar por cedazo el pan remojado en agua y agregar al sofrito. Cocinar por unos minutos.
Cuando las lentejas estén blandas ir agregando el sofrito mezclado con pan hasta que alcance el espesor deseado. Cocinar algunos minutos más. Agergar sal y pimienta a gusto (ojo, no echar la sal antes).
Servir en pocillos hondos, decorar con huevo duro molido y una pizca de merquén.
Quedan deliciosas.

21 abril, 2010

Pollo al Cognac... receta de mi madre

Al escribir esta receta pienso en esas noches de invierno cuando mi mamá preparaba el pollo al cognac en la olla de greda y nos sentábamos todos a disfrutar de esta delicia, con papas fritas y tomando el caldito en pequeñas tacitas de café. Ojalá que se animen a hacerla y atesoren este tipo de sensaciones.

2 pollos
1 bandeja de panitas de pollo
1 cucharada de pimienta entera
1 cucharada de pimienta molida
2 hojas de laurel
1 cebolla
1 vaso de vino blanco
1/2 vaso de cognac
jugo de limón
Mantequilla

Picar la cebolla en cuadritos y freir. Reservar. Trozar los pollos, sacar la pechuga del hueso y en una olla poner los esqueletos, las panitas, la cebolla frita, la pimienta entera y agregar agua para cocinar.
Hay que marinar previamente las presas de pollo trozadas: en una budinera poner las presas con sal, jugo de limón, mantequilla derretida y una cucharadita de pimienta entera.
En una sartén poner la mantequilla y dorar las presas del pollo. Cuando estén doradas, agregar al caldo anterior. Sumar a esto el vino, el cognac, la pimienta molida. Cocinar a fuego lento por 1 hora y media. Verificar la sal.
Esto se acompaña idealmente con papas fritas recién hechas. Llevar la olla a la mesa y disfrutar bien caliente.(OJO si es olla de greda queda 100 mil veces mejor)

Ahora, para preparar el paté:
Se sacan las panitas del caldo y molerlas mientras estén calientes. Agregar la cebolla del caldo y un poco de cognac, pimienta y aceite.
Este paté se pude ir comiendo con un rico pan baguette mientras se conversa alrededor de este plato delicioso.
o olvidar llevar a la mesa pequeñas tacitas de té e ir rellenándolas con el caldo del pollo.

Ojaña lo hagan y lo disfruten!

20 abril, 2010

Por qué es tan irritante salir de compras con un hombre

Creo que hay pocas cosas en el mundo más irritantes que salir de compras con los hombres. Está bien, nosotras nos probamos el mismo pantalón en 3 tallas, “por si acaso”, siempre tratando de que la más chica nos entre, sin importar que tengamos que hacer contorsiones. También nos gusta llevar la misma prenda en dos colores… ¡Por favor, todos saben que es imposible resistirse a una negra y a otra de algún color vibrante de última moda!... También nos demoramos porque tratamos de buscar un pantalón espectacular que combine con esa polerita con tirantes ideal para una tarde en la playa. En fin, lo reconozco, somos complicadas, pero es que también nuestros cuerpos son complicados y eso ellos no lo entienden. Se sientan afuera, se pasean impacientes por la tienda, ponen cara de aburridos y cuando se atreven a decir algo, sólo sale de sus bocas: “¿te falta mucho?”.

Para ellos la paleta de colores es menos que básica: blanco, gris, azul y caki. Y ni hablar de las posibilidades: Pantalón o shorts; Camisa o polera; Sweater o chaqueta. Y paramos de contar. Nosotras tenemos vestidos: largos, cortos, con corte imperio, strapless, con tirantes; polleras: a la rodilla, mini, en capas, corte A; tops; blusas y poleras: sin mangas, con manga ¾, manga larga, manga corta; pantalones: largos, pescadores, bermudas, capri… Además está el tema de las tallas. En algunas prendas tenemos talla 42, en otras 40 y eso varía además de tienda en tienda. La complejidad no nos abandona en ningún momento.

Por lo mismo, el comportamiento de los hombres al comprar ropa es completamente distinto al nuestro. Casi al estilo tarzán, entablan a lo más una conversación compuesta por 3 palabras con el tipo que atiende: “Pantalones, azules, 44” y listo, salen con su bolsa, felices de la vida porque tienen pantalones nuevos. Aunque ellos no lo crean, es algo que envidiamos. Cuántas veces no hemos visto un vestido en la vitrina y nos imaginamos con él puesto… “¡espectacular!, seré la envidia de mis amigas, va combinar con unos zapatos preciosos que me compré la semana pasada”. Si fuéramos hombres, entraríamos y seguiríamos el mismo ritual: “Vestido, estampado, 40” y nos vamos felices para la casa. Pero no, primero tenemos que buscar en un colgador atestado de cosas si es que queda en nuestra preciada talla 40, luego hacer una cola interminable en los probadores, finalmente entrar en él y darnos cuenta de que nos queda suelto de busto, que tendríamos que usar relleno o, al contrario, que de cintura nos queda espectacular y efectivamente combina con nuestros zapatos de ensueño, pero el cierre no sube hasta arriba… pedimos una talla más y nos queda grande. ¡Qué decepción!

De todas formas, nos encanta salir de compras y adoramos aún más que al final del día nuestra pareja nos diga que nos queda bien lo que compramos, aunque nos hayamos tardado una eternidad.

19 abril, 2010

Pollo al apio

Esta receta es fácil, rica y es una forma distinta de comer pollo... apio :)


6 presas de pollo
1 cebolla cortada en pluma
Apio cortado en dados (2 tazas)
1 tarro de salsa de tomates
1 cucharada de mantequilla
aceite de oliva
ajo picado
1 taza de agua
sal y pimienta a gusto
queso parmesano

Dorar las presas de pollo en el aceite de oliva con la matequilla. Sellar. Luego agregar la cebolla cortada en pluma, el ajo picado, el apio y el tarro de salsa de tomates. Luego agregar 1 taza de agua con 1 caldo de pollo disuelto (mucho mejor si se reemplaza por una taza de caldo de pollo casero). Cocinar con la olla tapada a fuego bajo hasta que el pollo se cocine o al menos 30 minutos. Sazonar con sal y pimienta (ojo, hay que probar ya que los caldos concentrados son salados).

Servir acompañado de arroz blanco y agregar encima queso parmesano.

14 abril, 2010

Spagetti Putanesca

Esta receta le va a encantar a los amantes de la pasta.

1 paquete de spaghetti
1 tarro de tomates en conserva
1 tarro de anchoas
5 dientes de ajo
3 cucharadas de alcaparras
1/4 k. aceitunas negras
aceite de oliva
ají cacho de cabra
sal / pimienta a gusto
queso parmesano

Para preparar la salsa:

Picar las aceitunas (sin cuesco), pelar los ajos, picar finamente 5 lomitos de anchoas (puede ser más o menos según el gusto del cocinero) y reservar.

Calentar aceite de oliva en una olla. Añadir las aceitunas picadas, los ajos, las alcaparras, las anchoas. Sofreir un poco. Luego agregar un par de trocitos de ají cacho de cabra (ojo que es muy picante, eso también depende del gusto de cada uno).Quienes no sean muy amantes de los ajos, los pueden sacar. Pero la idea es dejarlos. Quién sea premiado con uno de esos ajos en el plato, sin duda lo disfrutar mucho.

Luego agregar el tarro de tomates. tapar y dejar que los tomates de deshagan en la salsa. Con una cuchara de palo ir revolviendo y moliendo los tomates a medida que se vayan cocinando. Agregar sal y pimienta a gusto.

Cocinar en una olla de agua hirviendo los spaghettis.

Cuando la salsa ha tomado un color rojo oscuro y se ve el aceite sobre la superficie, está lista. Servir los spaghettis y bañar con abundante salsa. Encima un poco de queso parmesano recién rallado y acompañar con una buena botella de vino y pan fresco (imposible dejar salsa en el plato)

13 abril, 2010

A comer rico!

Al más puro estilo de La Leona, pero hecho en casa... qué mejor!

Panqueques:
2 tazas de harina
2 tazas de leche
3 huevos
sal a gusto

Relleno:
1 pechuga de pollo deshuesada o con hueso
1 bandeja de champignones
1 taza de choclo
1 pimentón rojo
Aceite de oliva
1 cajita de crema
Queso mantecoso (a gusto)
Sal / pimienta a gusto

Salsa Blanca:
Tres tazas de leche
Mantequilla
Nuez moscada
Maizena
Sal / pimienta

Para poner encima:
Queso parmensano recién rallado.

Bueno, manos a la obra. Lo primero es hacer los panqueques (también los puedes comprar, pero siempre son muy gruesos los que venden en los supermercados, es mejor hacerlos uno).

Mezclar la harina con la leche de a poco, para que no se formen grumos. Agregar los huevos de a poco también y revolver. Por ejemplo, una taza de harina, una de leche, un huevo y así. Se debe obtener una masa suave, como crema.

Aceitar una sartén de teflón (con un papel, debe ser poco aceite, sólo para que no se pegue) y calentar. Si la sartén es tamaño grande utilizar un cucharón como medida. Tomar un cucharón de la masa y echar en la sartén, mover de forma circular, para que la masa cubra toda la superficie. Calentar por un lado, con una espátula dar vuelta y que se cocine por el otro. Esto toma un par de minutos. Sacar y dejar sobre un plato grande. Hacer lo mismo con toda la masa. Luego tapar ese plato de los panqueques con otro plato o plástico para que los panqueques no se sequen. Dejar enfriar.

Para el relleno: Cocinar la pechuga de pollo en agua. Agregar al agua verduras o lo que tengas a mano para que quede sabrosa (ajo, cebolla, pimentón, zanahoria, laurel, etc. luego queda un rico caldo que se puede ocupar para otras preparaciones). Dejar enfriar. Desmenuzar el pollo con los dedos para que quede en tiritas.

Aparte cortar los champignones, los pimentones, cocinar el choclo. En una sartén calentar el aceite de oliva y agregar los champignones, los pimentones cortados y el choclo. Cocinar un rato y agregar sal y pimienta a gusto. Cuando esté cocinado agregar la crema. verificar la sal y reservar.

Para la salsa Blanca: calentar la leche en una olla, agregar un par de cucharadas de mantequilla y una pizca de nuez moscada. Agregar sal y pimienta a gusto. Cuando esta mezcla hierva, diluir una cucharada de maizena en leche fría (un poquito) y agregar fuera de fuego a la leche caliente. Revolver enérgicamente y volver al fuego. Debe quedar una crema espesa, si fata más maizena, hacer lo mismo, diluir un poco en leche fría y agregar.

Cuando tengamos todo esto listo, calentar el horno.

En unas pailitas de greda, poner un poco de mantequilla. Tomar un panqueque, agregar dos cucharones colmados de relleno de pollo encima poner queso mantecoso a gusto y cerrar como un burrito (introducir primero los costados y luego doblar hacia adentro como una empanada, enrollar hasta cerrar). Poner este rollito en la paila de greda y bañar con la salsa blanca. Encima poner abundante queso pamesano.

Meter al horno caliente hasta que el queso se dore o se derrita y se vea la salsa blanca burbujeando.

Es una delicia! Acompañar con un rico vino Rosé.

Es mejor que otros hablen bien de uno

Hace 9 años que trabajo en comunicaciones corporativas y cada vez me convenzo más de que tener una buena estrategia de comunicaciones puede ser mucho más efectivo para una empresa que invertir en millonarias campañas publicitarias. No digo que deban elegir entre una u otra, todo lo contrario, es tiempo de que los grandes hombres (y mujeres) del área comercial y de marketing comprendan que se trata de complementos. Finalmente siempre es mejor que otros hablen bien de uno (comunicaciones) a que lo hagamos nosostros mismos (publicidad). Pero insisto, no son excluyentes.

A pesar de que ya casi el 90% de las empresas entiende el valor de las comunicaciones y cuenta con un departamento especializado o terceriza el servicio a través de una agencia, aún existe un porcetanje que no da crédito a los buenos resultados que se pueden obtener en reputación o en posicionamiento y diferenciación de la competencia. Esto ocurre principalmente porque las herramientas de evaluación no son tan precisas y son más bien referenciales. Por ejemplo aún en comunicaciones se utilizan los informes de ROI (return over investment), que tienen que ver con el valor de un espacio publicitario, y dejan de lado los datos relacionados con contenido: mención de la marca, fotos asociadas, cuñas de los voceros en la nota, mención en titular, valoración positiva o negativa, contexto de la nota y de la mención, etc. Muy pocas empresas utilizan herramientas de evaluación más completas y muchas se quedan sólo en un informe de notas obtenidas (cantidad).

En mi último trabajo tuve la oportunidad de conocer los servicios de Conecta Media Research, una empresa del GrupoTime, que ofrece servicios de investigación especializados como Análisis de Contenido (tanto de televisión como de prensa escrita), Observación Etnográfica, Análisis de Audiencias (combinando diversas fuentes de las empresas de GrupoTime) y Testeos de Usabilidad de páginas Web entre otras. Ellos realizan este tipo de informe que da cuenta del real valor que se invierte en comunicaciones v/s los resultados obtenidos.

Invito entonces a las empresas a invertir en comunicaciones, a trabajar en un plan determinado y también a conocer estas nuevas herramientas de evaluación que tangibilizan las acciones de comunicaciones, las que muchas veces son las primeras en desaparecer de los planes anuales ante un período de crisis. Entendamos que las comunicaciones son indispensables. Los beneficios pueden ser muchísimos.

24 junio, 2008

Los que ya no están

A lo largo de mis 32 años han salido de mi vida personas entrañables. Seres humanos que hoy me siento a recordar por culpa de un estúpido sentimiento de nostalgia que me embarga cada vez que me siento triste y desamparada ante el mundo. Los días grises y fríos como los de hoy son especialmente sensibles. Veo desde la ventana de mi oficina los cerros nevados a lo lejos y me pregunto cómo sería mi vida si aún estuvieran aquí.
Amigos, parientes, conocidos, amores, comnpañeros de carrete, amigos de los amigos y otros tanto que desaparecieron en el tiempo... como lágrimas en la lluvia (quien haya visto Blade Runner lo entenderá).
Mi abuelo Gabriel Silva Silva es una de esas personas. Un hombre alto de pelo blanco que usaba colonia inglesa y que lustraba prolijamente sus zapatos negros nada noche. Dormía en una cama junto a la de mi abuela y siempre se desesperaba porque ella encontraba que todas las personas o eran "diges" o "buenasmozas". Una pelea de proprociones estalló una vez que mi abuela declaró sin siquiera parpadear que Gabriela Mistral era una mujer muy "buenamoza". Bueno, ella también se suma a esa lista, justamente por eso, por su eterna bondad, por su cuerpo menudo y pequeño que siempre usaba vestidos preciosos... se maquillaba hasta cuando estaba en cama y era muy coqueta. Por sus jaleas con pedazos de plátano. Ellos dos eran una pareja fenomenal. A él lo perdí cuando tenía 7 años. No entendí bien por qué, pero hasta el día de hoy siento un vacío cuando pienso en lo paseos de la mano por la Plaza Ñuñoa y su forma de decirme "chapulín colorado". Mi abuela salió de mi vida en 1998, a los 97 años de edad. Cuando la vi en su ataud parecía que dormía, nunca he sentido más paz en mi vida que aquella tarde de julio.